Por: John Dalrymple
A lo largo de seis décadas un abanico de iniciativas y estrategias políticas han influenciado la naturaleza del trabajo social en Escocia: primero definiendo, codificando, y ubicando dentro de las estructuras del gobierno local; y luego, dentro de las tendencias políticas fluctuantes, cambiando gradualmente aunque temporalmente el balance de sus principios guía y de sus prácticas operacionales desde una preocupación por las deficiencias del sistema y con la determinación de asegurar resultados sociales positivos y garantizar el cumplimiento de los derechos humanos individuales.
En las últimas tres décadas ha emergido la metodología de apoyo autodirigido, estableciendo un enfoque que busca asegurar que los valores promulgados en la política se ejerzan en la práctica diaria; y que el cambio esté arraigado de manera más permanente en la cultura del trabajo social. Hace diez años, esto llevó a Escocia a determinar que el «apoyo autodirigido» debería proporcionar el fundamento legislativo principal para la prestación de todo el trabajo y la atención social en todo el país.
El ímpetu de cambio y la innovación viene principalmente de individuos y sus familias, de la sociedad civil y de las entidades del tercer sector de acción social, donde se forman alianzas y se busca incidencia de responsables de hacer políticas y así como tomadores de decisiones clave. Superar la resistencia al cambio depende de la convergencia temporal de varios cambios de paradigma, sean morales o filosóficos, como las comprensión modificada de nuestra humanidad común, o afirmaciones de derechos humanos que son universales e inalienables y el valor único de cada individuo; o algo más técnicos, como la importancia de separar la vivienda del apoyo.
El desarrollo de un nuevo consenso y la cristalización de las reformas necesarias son también asistidas por un proceso público recurrente (aunque a veces contradictorio) de recolectar evidencia, escuchar a las personas con experiencias vividas y sus familias, debates parlamentarios, la evaluación de las políticas públicas y la publicación de informes de alto impacto.
Contar con legislación establecida y respaldada por una guía estatutaria clara es una afirmación poderosa. Provee numerosos ejemplos destacados de buenas prácticas en el trabajo social que se traducen en vidas mejoradas y transformadas de manera positiva. Proporciona un estándar nacional o criterio con el cual se puede medir la práctica local.
Los estándares uniformemente altos de la práctica del apoyo autodirigido no surgen automáticamente a partir de la legislación. El No cumplimiento de la legislación puede anticiparse, y dicho No cumplimiento puede adoptar diversas formas, desde la falta de acción hasta la contradicción. Si no hay canales claros de responsabilidad, el problema se agrava y puede estar desempoderado.
La identificación del trabajo social con el gobierno local es sumamente problemática para la operación del apoyo autodirigido. El conflicto que surge entre los roles del trabajador social como facilitador/promotor y como vigilante/controlador de recursos que minimiza la profesión y provoca que la propia política se confunda con cualquier reducción financiera que la autoridad, a través de sus trabajadores sociales, esté políticamente obligada a llevar a cabo.
ALGUNAS CLAVES
APOYO AUTODIRIGIDO
- El Apoyo Autodirigido» no es un fin en sí mismo, sino un medio para alcanzar el fin de ciudadanía plena para aquellas personas generalmente excluidas.
APOYO AUTO DIRIGIDO Y TRABAJO SOCIAL
- La base de la ideología del apoyo autodirigido tiene mucho en común con los valores y principios básicos de las buenas prácticas del trabajo social.
- Pero cuando la práctica principal del trabajo social se integra en las estructuras estatales del gobierno local, esos valores quedan vulnerables a compromisos.
- En particular, los roles compartidos del trabajo social como facilitador y guardián parecen incompatibles, siendo el rol de guardián el que aparentemente siempre tiene más predominio.
GOBIERNO DELEGADO
- Aunque el apoyo autodirigido tuvo sus orígenes en Escocia antes del acuerdo de descentralización de 1998, ganó considerablemente más impulso y reconocimiento oficial posterior al restablecimiento del Parlamento Escocés.
- El gobierno descentralizado en el Reino Unido tiene características similares al sistema asimétrico de descentralización a las comunidades autónomas de España.
CAMBIO E INNOVACIÓN EN EL CUIDADO SOCIAL
- La innovación en el cuidado social (y especialmente en el área de un mayor empoderamiento del individuo en situación de discapacidad) suele tener lugar más comúnmente en el llamado «tercer sector» en vez del sector público o privado (véase, por ejemplo, conceptos como «fondos de servicio individual», «apoyo autodirigido», «separación de vivienda y apoyo»).
- Sin embargo, el paso más significativo hacia un sistema más integral de apoyo autodirigido (la legislación de Pagos Directos de 1996) resultó directamente del activismo y las campañas llevadas a cabo por las personas con discapacidades a lo largo de varias décadas.
- El liderazgo profesional del tercer sector en el desarrollo del apoyo autodirigido en nombre de aquellas personas con discapacidades que tienen menor capacidad para expresar sus propias preocupaciones de manera independiente es una espada de doble filo: las ventajas obtenidas deben equilibrarse con la dilución (real y/o percibida) del liderazgo ciudadano.
CAMBIO EN LA DIRECCIÓN DE MAYOR PODER, ELECCIÓN Y CONTROL PARA EL CIUDADANO.
- Es posible un cambio en la dirección hacia un mayor poder, elección y control por parte de las y los ciudadanos.
- Sin embargo, el proceso de cambio es lento y complejo.
- Además, el proceso de cambio no es lineal, con numerosos altibajos.
- El proceso de cambio relacionado con las personas en mayor situación de discapacidad y estigmatizados de la sociedad es particularmente lento y vulnerable a contratiempos, como sostiene la tesis de Wolfensberger y otros, las actitudes negativas hacia dichas personas son históricamente duraderas y arraigadas a nivel social.[1]
LEGISLACIÓN Y CUMPLIMIENTO
- La aprobación de legislación por sí sola no garantiza el cumplimiento de esa legislación.
- La resistencia organizacional y profesional a la implementación completa de nueva legislación tiene la capacidad de socavar la intención de dicha legislación.
- Esta resistencia puede tener múltiples causas, como la influencia de costumbres y prácticas previas, la magnitud del cambio requerido por la legislación, la reticencia (ya sea consciente o no) por parte de gerentes de trabajo social y finanzas a comprometerse con la transferencia de poder y control implícito en la legislación.
- La omisión de incluir en la legislación el principio de rendición de cuentas, junto con un mecanismo sólido para ponerlo en práctica, aumenta las dificultades que enfrentan las personas, las familias y sus defensores para lograr que los derechos establecidos para ellos en la legislación se apliquen correctamente.
- El ímpetu para rectificar problemas bien documentados con implementación de una legislación apropiada, a menudo se difumina fácilmente por la distracción de cambios organizacionales casuales (o cambios propuestos) percibidos como de mayor interés o importancia para los involucrados.
[1] El origen y la naturaleza de nuestros modelos institucionales, Wolf Wolfensberger (1975).