Por: Ernesto Venturini
Este documento presenta el proceso de desinstitucionalización de la salud mental que tuvo lugar en Italia desde la década de 1960, con un enfoque especial en la región de Trieste y la ciudad de Gorizia, hogar de uno de los experimentos sociales más innovadores e impactantes en la prestación de atención de salud mental, liderado por Franco Basaglia, Franca Ongaro y un colectivo más amplio de profesionales, pensadores/as y personas con experiencias vividas, que se reunieron en la asociación Psichiatria Democratica [Psiquiatría Democrática]. El autor sostiene que el enfoque de deconstrucción en Trieste va más allá de sólo disolver las instituciones, sino que busca establecer prácticas de salud mental viables basadas en comunidad, las cuales parten de una deconstrucción de la noción misma de enfermedad mental. Los mensajes clave son los siguientes:
- La persona que sufre de algún tipo de sufrimiento psíquico es el sujeto como tal y cualquier intervención debe tener en cuenta la totalidad de la persona, incluyendo sus relaciones sociales y sus estructuras. Las y los terapeutas asumen plena responsabilidad por las necesidades de la persona en su totalidad, no sólo los defectos de la enfermedad, y la respuesta se dirige a la complejidad de las necesidades («vida completa»).
- El cierre total y preliminar de todos los hospitales psiquiátricos es una condición previa, ya que la salud mental comunitaria no puede desarrollarse en presencia de la fuerte «atracción gravitacional» del asilo. La deconstrucción es una alternativa, no una adición.
- El proceso de desinstitucionalización comenzó con algunos/as psiquiatras cuestionando su propio papel profesional dentro del asilo como una institución represiva y no terapéutica. La práctica de deconstrucción construyó un cuerpo de pensamiento alternativo y se establecieron alianzas con otros movimientos de derechos civiles en un sentido más amplio.
- Hubo una resistencia inicial de ciertos grupos profesionales, y secciones de la sociedad con un pensamiento retrógrado. Las demandas contra las y los psiquiatras progresistas se revirtieron al considerar la contradicción entre el cuidado y la custodia de un nivel judicial dentro de los debates, exponiendo las inconsistencias de la psiquiatría incluso llevando a las y los doctores a la auto incriminación.
- El proceso de reforma descubrió que brindar atención a las personas en su complejidad fomentaba la curación y, en consecuencia, hacía necesario proporcionar “habilidades” a la comunidad, para que las personas comprendieran y rechazaran la delegación a la psiquiatría como una cobertura (mitificación) de los problemas sociales que acompañan al sufrimiento psíquico.
- Desde el comienzo, el protagonismo de los usuarios y sus familias ha sido la peculiaridad de la reforma: la asamblea general en el primer hospital modelo fue dirigida por pacientes internos; el establecimiento de asociaciones de personas usuarias y sus familias, la creación de cooperativas sociales para la asistencia y la inserción laboral; pero también, y, sobre todo, momentos de participación comunitaria.
- Debe hacerse una distinción entre el proceso de desinstitucionalización y las leyes de reforma. Una sola ley no puede dar los cambios culturales y sociales significativos. Las leyes son necesarias, pero también resultado inevitable de compromisos políticos.
- La reeducación del personal psiquiátrico para las intervenciones comunitarias sólo fue posible a través de los proyectos Modelo. Tomó mucho tiempo superar el enfoque médico y establecer equipos comunitarios multidisciplinarios.