Caso 1. Vivir en comunidad para personas con discapacidad y problemas de salud mental en Irlanda

Por: Fiona Keogh

Arraigada en un sistema caritativo de control social y refugio para las personas pobres, Irlanda, en el siglo XIX, desarrolló un sistema de cuidado institucionalizado para personas con discapacidades y enfermedades mentales. Esto resultó en una alta tasa de institucionalización en comparación con sus países vecinos. A partir de la década de 1960 inició un lento proceso de reforma que exigió entornos de atención más humanos e integrados en la comunidad. Con el apoyo de una serie de comisiones y formulaciones de políticas, se llevaron a cabo varios intentos de eliminar gradualmente la atención institucional. Sin embargo, solo a principios de este siglo, el apoyo basado en la comunidad ganó más fuerza, con un enfoque en la vida autodirigida de las personas con necesidades específicas de atención.

  • Históricamente, la atención institucionalizada ha sido brindada tanto por actores estatales como por proveedores de cuidados privados y caritativos.

  • Las crisis económicas han obstaculizado el cambio. Dos esfuerzos por cambiar hacia modelos basados en la comunidad se estancaron en las crisis económicas (en los años 80 y después de 2008). No había ninguna asignación presupuestal disponible para la transición y las organizaciones de proveedores se mostraron conservadoras respecto del mantenimiento de los servicios existentes.

  • Algunos de los procesos de desinstitucionalización llevaron a la ‘transinstitucionalización’ en el sentido de que las personas con discapacidad a veces eran trasladadas de instituciones a residencias de personas mayores y las personas con problemas de salud mental terminaban en entornos institucionales más pequeños.

  • La visión es importante, pero no suficiente. Los informes históricos de 1984 y 2006 generaron una importante atención política y un debate público. Sin embargo, no estaban respaldados por planes viables, asignación presupuestaria para procesos de cambio y una asignación clara de liderazgo político o responsabilidad administrativa.

  • Una herramienta de financiación específica, el Fondo de Reforma Social, reforzó la implementación, mediante programas de demostración y capacitación. También se proporcionó capacitación para la reconversión de recursos humanos y asesoramiento organizativo a las organizaciones ejecutoras. Estos esfuerzos demostraron nuevas y eficaces formas de trabajo centradas en la persona.

  • Durante el proceso se definieron nuevos perfiles de competencias y necesidades de personal. Aunque existe un papel importante para el personal clínico, el personal no clínico, llamado «conectores comunitarios», era más apropiado para la prestación de apoyo diario.

  • Para el éxito del proceso de reforma fue fundamental escuchar a los usuarios de los servicios y el diseño conjunto de alternativas basadas en la comunidad. Para tener éxito y adaptarse, el proceso de políticas debe construir mecanismos sólidos para que las capacidades y las voces de quienes utilizan los servicios estén en el centro de los esfuerzos de reforma de los servicios.

  • La coordinación integrada e intersectorial es clave, específicamente cuando se pasa de la provisión a nivel central hacia servicios de apoyo descentralizados arraigados en áreas locales. La coordinación entre los departamentos de atención social, atención de la salud, vivienda y otros actores era esencial.

  • Es necesario centrarse en la financiación de nuevos modelos de prestación de servicios, identificando y modelando los costos potenciales para la desinstitucionalización y la atención futura en función de los perfiles de evaluación de necesidades actuales de los residentes. La atención autodirigida basada en la comunidad debe personalizarse, lo que puede generar una diferencia significativa entre los paquetes de apoyo para cada uno de los usuarios.

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